26/3/12

¿CUAN FIRME Y LIBRE ES TU CONCIENCIA POLÌTICA?



WILFREDO FRANCO |  EL UNIVERSAL 

En la última década, pero especialmente en los últimos años, en Venezuela se ha acentuado un mal crónico que ha alcanzado ahora niveles críticos: el sometimiento de las conciencias. El nivel educativo y de cultura política general de una parte importante de la población venezolana pareciera ser aún proclive a un proceso ya descrito por el escritor Uslar Pietri a mediados del siglo pasado. La extrema dependencia del petróleo por parte de la sociedad venezolana y la administración directa de tales recursos por el Gobierno, posibilita el clientelismo político in extremis y la aparición eventual de Mesías políticos que, sin escrúpulos, pueden aprovechar los cuantiosos recursos que administran para hacerse de una estructura clientelar que somete la conciencia de los más necesitados y compra la de los más ambiciosos. Bajo el lema cada quien tiene su precio, los que antes, con el petróleo a 5 dólares, se sometían con un saco de cemento y unas laminas de zinc, ahora se les intenta confundir con mercados subsidiados y programas de ayuda que acentúan su dependencia en lugar de propulsarlos a la necesaria independencia económica y dignidad humana. Los más exigentes y adulantes colaboradores reciben cargos importantes en cualquiera de los poderes del Estado, con jugosos salarios, primas y bonos, a cambio de su solidaridad automática a ojos cerrados. Otros crean empresas y obtienen contratos extraordinarios para obras cuyos costos son considerablemente mayores que obras equivalentes en otros países. Y a muchos se les amenaza con botarlos del trabajo. Al final, el sobreprecio, la corrupción y los costos de propaganda oficial o partidista se llevan quizás la mitad del presupuesto nacional. Dinero del pueblo echado en saco roto, gobernantes ricos y pueblo pobre, callado con un plato de lentejas.  

Todos los aspirantes a dictador logran la truculenta aprobación de la reelección presidencial mediante la manipulación de los poderes sometidos, por ejemplo, mediante un segundo referéndum prohibido por la Constitución, que establece que ninguna materia podrá ser sometida a referéndum dos veces en un mismo período constitucional. Las probabilidades aumentan aparentemente gracias al cuantioso ingreso de petrodólares que caracteriza la actualidad venezolana; con el petróleo a 10 dólares seria imposible la reelección ni de Chávez ni de nadie. Es necesario despertar del letargo y estar claros que la pretensión de eternizarse en el poder vulnera gravemente el carácter democrático de la República y sometería, de concretarse, a la sociedad toda a un proceso de involución y retroceso, equivalente al vivido durante la dictadura de Juan Vicente Gómez en Venezuela, o de Franco en España, o los tres Kim Jong en Corea del Norte o los Castro en Cuba, al castrar el proceso de desarrollo social y económico que solo es factible mediante las libertades democráticas, la sana confrontación política y la alternabilidad en el poder. 

La pretensión de eternizarse en el poder dependerá del éxito o fracaso en el sometimiento de las conciencias, mediante el flujo indebido de dinero público desde las arcas del Estado hacia los bolsillos de los grupos sociales más accesibles al sometimiento. Ello puede viabilizarse o facilitarse con una campaña permanente y la presentación de una imagen falsa pero atractiva o benéfica del liderazgo, y también con la creación de falsas esperanzas. En nuestro caso también se ha utilizado el cultivo del odio a quien ose aspirar legítimamente a ser elegido en lugar del aspirante a dictador. El despertar de la conciencia de la mayoría de la población requiere del estimulo a pensar más allá del presente, más allá de los intentos de compra y a adquirir convencimiento de que aquí se tiene el derecho y la posibilidad de tener una vida mucho mejor, con respeto a los derechos humanos, ética y honestidad, empleo, seguridad, economía estable y servicios públicos eficientes. Es imprescindible que la mayoría internalice la verdad de la triste y terrible realidad que vivimos y de la Venezuela diferente que podemos construir, simplemente dejando a un lado la prédica del odio y la división, y asumiendo todos unidos, fraternalmente, en libertad y con solidaridad, el avance en la misma dirección: ¡Hacia una nueva y mejor Venezuela! ¡A la que todos nosotros y nuestros hijos tenemos derecho! ¡No al pasado, no al presente, sÍ a un mejor futuro! 

wfranco01@hotmail.com 

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